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LGTBIQ+ Influencers: comunicación, activismo y visibilidad

Proud communication de la de verdad

Hasta hace pocos años, podría decirse que el colectivo LGTBIQ+ carecía de referentes pertenecientes a la comunidad gay, motivo por el cual recurría a grandes estrellas ajenas al movimiento para endiosarlas y convertirlas en iconos de la lucha o la cultura LGTBIQ+.

Sin embargo, el empuje de visibilidad que ha proporcionado Internet y, especialmente, las redes sociales ha propiciado la aparición de personalidades influyentes dentro del colectivo. Cuando nos referimos a ‘’dentro del colectivo’’ hablamos de que han declarado abiertamente su condición homosexual, bisexual o que son personas transitadas o de esencia queer y no estrictamente heterosexuales como la mayoría de los referentes que mencionábamos en el primer párrafo.

Con la democratización de la comunicación a través de las redes, aparecieron las figuras de los polémicos influencers, que se han convertido en embajadores para las marcas, y la comunidad LGTBIQ+ también se ha puesto a la orden del día con este tema.

Desde Kansas, proponemos un TOP 5 de personalidades influyentes (no estrictamente influencers) que en los últimos años han tenido un papel clave en la proud communication / comunicación LGTBI/ o pink marketing. Algunas de ellas no son expertas del sector pero consiguen un discurso con su comunidad de seguidores propia de un auténtico community manager.

Here we go!

Anabel Alonso

 

Madre a los 55 años de su hijo Hugo junto a la actriz Heidi Steinhardt.

La veterana actriz se ha convertido en una gran comunicadora a través de Twitter. Ya antes nos caía bien (tiene esa capacidad de traspasar la pantalla y sentarse en tu sofá y comer palomitas contigo o de emocionarte con su doblaje en Buscando a Nemo, que es love) pero nos cae mejor aún con los zascas memorables que ha dado a sus haters o a partidos políticos de posturas poco LGTBIQ+. Ha traspasado la delgada línea roja del posicionamiento público acorde a valores humanos como el feminismo, la igualdad y la denuncia social que otros y otras prefieren mantener alejados. En sus propias palabras, “hay que mojarse porque a veces el silencio es peor que la mentira”.

Como cualquier otra marca, este posicionamiento y exposición le ha acarreado serias crisis reputacionales de las que ha salido revalorizada impulsando el engagement con su público.

Valeria Vegas

 

Ella es un must. Una auténtica content curator y, además, periodista.

Es la voz de la cultura popular nacional e internacional y de la subcultura. A través de un riguroso periodismo de investigación ha hecho de la transexualidad una realidad tangible en la sociedad española actual a través de libros (Vestidas de azul o Ni puta ni santa, las memorias de La Veneno) o documentales (Manolita, la chen de Arcos).

Además, es columnista en prestigiosas revistas como Vanity Fair España hablando de folclóricas o de cómo ha cambiado España a través de sus galas de fin de año. Elegante, creativa, recurrente, comunicadora y profesional con un aura que impone respeto. Es una mujer transexual y esperamos que sea el principio de la inclusión y éxito laboral de las mujeres transexuales del presente y del futuro.

Los Javis

 

Javier Ambrossi y Javier Calvo ¿Podríamos decir que son los Ryan Murphy de la seriematografía nacional?

De ellos enumeramos tres hitos:

  1. La llamada, el musical
  2. Paquita Salas, lo más
  3. Veneno, el más allá de la inclusión LGTBIQ+ en el cine

En el primero, una chica lesbiana se lanza al misticismo con Dios a través de canciones de Whitney Houston. BAM! Desde el estreno de Entre tinieblas de Almodóvar no se veía algo así en el terreno religioso-cinematográfico.

El caballo ganador llegó con Paquita Salas, que de emitirse en Flooxer saltó al titán Netflix, permitiendo desarrollar dos temporadas más y las que esperamos vengan próximamente. El éxito de la ficción de Paquita ha sido un auténtico fenómeno no solo por la esencia de la serie y sus personajes o los cameos de famosos nacionales que forman parte de nuestro imaginario popular, sino también por la presencia del twitter personal de la protagonista que ha dado un juego brutal a su comunidad estando al día de las tendencias y trending topics.

La fundadora de PS Management ha traducido el lenguaje marketiniano al lenguaje de la calle (en palabras de ella misma, un hater es un h*** de p*** de toda la vida) y, por último, es un gran ejemplo del cambiante y voraz mundo del marketing y la comunicación que decide lo que es válido o no dejando atrás a aquellos que no están al día de las tendencias: renovarse o morir, básicamente.

El tándem formado por Javier Ambrossi y Javier Calvo maneja las estrategias de márketing y comunicación con una excelencia digna de aplaudir: ¿cómo es posible que hayan creado un spin off de una serie que aún no se ha acabado de grabar y producir de la cual solo se ha estrenado un capítulo que ha sido éxito rotundo? Al igual que Ryan Murphy (Glee, American Horror Story, Pose, Feud, Hollywood) han parido el primer elenco cinematográfico español con mayor reparto de mujeres transexuales en su serie Veneno. Gracias a esto, han dado visibilidad a actrices transexuales sin recurrir a actores a los que poner una peluca como se hacía antes.

 

Y que sepáis que Paquita predijo el teletrabajo:

Rubén Errebene

 

Este sí que es un influencer y de los buenos.

Es la mocatriz elevada a la más alta categoría (y sin connotaciones peyorativas, por supuesto). Fotógrafo, youtuber, influencer, dragqueen, cantante, make-up artist, ilustrador… y activista. Domina diferentes artes que ha sabido mezclar y poner al servicio de la comunicación. ¿Hay algo que se le resista? ¿La cocina?

Empezó como fotógrafo en fiestas gays como Que trabaje Rita y de ahí… ¡exploró los límites de la creatividad! Es un auténtico millennial que está al día de las tendencias y crea contenidos que multiplican el engagement de la comunidad LGTBIQ+ que le sigue: análisis de las galas de RuPaul Drag’s Race; unboxing de pelucas (que por cierto, le regalan las marcas porque es un auténtico referente drag) o el live de Instagram que hizo durante la cuarentena en la que personificó a Ariel, la sirenita, escenificando un auténtico mundo submarino con burbujas de agua incluidas.

Y todo ello lo revierte en su lado activista contra el acoso LGTBIQ+ infantil y la LGTBIQ+fobia. Un ejemplo es su colaboración en diferentes campañas (entre ellas con Kansas, lo cual le agradecemos desde aquí). Un ejemplo es la campaña #HayQueSerMuyHombre de Gillette:

La Prohibida

 

Con ella nos vamos a extender un poquito porque es que, además, nos encanta.

Tal y como ella dice: Llegaron las redes sociales y ahí cambió todo.

Para La Prohibida, la dragquen más internacional de España, la llegada de las redes dio un giro total a su carrera profesional y la impulsó hasta el punto de vender sus discos y dar conciertos al otro lado del charco.

Es un gran ejemplo de empresaria LGTBIQ+ que ha sabido aprovechar los recursos de la comunicación actual para desarrollar su carrera profesional. Un ejemplo de ello son los crowdfundings a los que recurre para la producción de sus discos o los live de Instagram que ha emitido durante el confinamiento realizando conciertos por la red social y añadiendo, además, su cuenta de Paypal (porque el arte no es gratis y ella es consciente del trabajo y esfuerzo que hay detrás de su imagen).

Amapola, como más le gusta hacerse llamar, es consciente de la importancia que el ecosistema del social media tiene para su carrera y visibilidad. Juega un doble papel: dragqueen, lo que multiplica su presencia, y, además, cantante, lo que revaloriza su perfil profesional. Y, para acabar, lleva años dedicándose a esto, mucho antes de que Internet llegara a nuestras vidas en unos tiempos en los que dar visibilidad a tu marca, a tu trabajo, a lo que haces era otro cantar. Su experiencia en el marketing offline le ha permitido saber compaginarlo con la vertiente online. Recordemos la pateada que se dio por todo el Gayxample en Barcelona cuando su fiesta Ultrapop llegó a la Ciudad Condal. No quedó bar, club o cafetería gay sin que La Prohibida hubiera hecho acto de presencia para promocionar la llegada de su fiesta a la ciudad.

Sin embargo, es también un claro ejemplo de cómo determinados perfiles LGTBIQ* se quedan a la cola del reconocimiento público. Sus discos son una superproducción con un sonido electropop arriesgado para la música actual en los que el reguetón manda. La fotografía de su último videoclip, Ruido, es sublime. Pero como es una travesti y, además, independiente, por lo pronto no la oiremos en Los40 Principales.

Roy Galán

 

El poeta para el alma y del alma. El literato del siglo XXI a caballo de la comunicación.

En sus diferentes perfiles en redes sociales, la sensibilidad de la escritura de Roy ha conseguido calar en el corazón de los seguidores tocando temas diferentes: política, crítica social, celebrities…

Esto le ha hecho, además, tener un gran papel activista en diferentes eventos o mesas redondas hablando de feminismo o de transexualidad y VIH en sus publicaciones de Instagram.

Es el Antonio Gala de la prosa LGTBIQ+ feminista. A Roy no se le describe, se le lee:

 

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En el año 2000 Stephanie Yellowhair, una mujer trans del pueblo navajo, fue arrestada por escándalo público durante la filmación del programa Cops. En el arresto uno de los policías se burló de la ropa que llevaba Stephanie (un short vaquero y una camiseta negra con escote en pico), la trató como si fuera un hombre, no dejó que se protegiera del sol y se refirió a ella como un travesti. Este hombre intentó humillar a Stephanie no porque fuera una mala persona. Lo hizo por una sencilla razón: porque podía hacerlo. Porque el reparto del mundo entre lo normal y lo abyecto es una cuestión de poder. Y los que ostentan dicho poder son los que apropian del juego para marcar las reglas. Los que reparten las cartas y siempre les dan las malas a los demás para que pierdan la partida. Para que se conviertan en la otredad. Las personas trans no son otra cosa distinta a los seres humanos. Sus cuerpos no tienen que estar bajo una constante observación de nadie. Ni de la medicina, ni de la ciencia, ni de la academia. Las personas trans existen. Y esta cosa que es el mundo que habitamos también les pertenece. No tienen que disculparse con nadie por ser. No tienen que pedirle permiso a nadie para ser. Son. Le pese al que le pese. Las personas que transitan por la vida no están enfermas, no habitan cuerpos que no les «corresponden», no son disfóricas. No hay ninguna patología en defender la persona que eres. Y si la hay entonces todos y todas la sufrimos también. La única enfermedad que padecen las personas trans es la transfobia. Esa imposición violenta de una acepción de la realidad sobre las existencias ajenas. Esa obligatoriedad del alma en continua diáspora. Ese odio, esa aversión y esa repugnancia a lo que está fuera de su sitio. Como si algo tuviera un sitio. Ese miedo a que las cosas no sean como nos han enseñado que «tenían» que ser. No hay nada asqueroso en ser quien eres: al contrario. Y si hay gente a la que no le gusta, que se jodan. Aquí estás en esa dignidad luciérnaga que hace que lo que se ve por dentro sea lo que se ve por fuera. Eso que Stephanie esposada en el asiento trasero del coche de policía dijo. Disculpe mi belleza.

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Y tú, ¿echas en falta a alguien más en este TOP 5?

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